lunes, 31 de octubre de 2011

Sintonía

SINTONÏA


Hay personas que saben sintonizar con el medio que las rodea y no necesitan nada más
Roberto Bubas - Guardafauna del area protegida de la Península de Valdez


Este guarda forestal de modales tranquilos que vive en Puerto Madryn, en la provincia de Chubut, ha logrado que algunos ejemplares del máximo depredador del mar se acerquen curiosos a la orilla para poder tocarlos. Las imágenes captadas por él mismo con una cámara fija lo muestran con el agua a la altura de las rodillas, golpeando con las palmas la superficie del mar para convocar a las orcas y luego acariciarles el morro como si fueran mascotas gigantes. "Han sido momentos impresionantes", recordó Bubas, cuya destreza llamó la atención de Jane Goodall, una experta mundial en comportamiento animal, que coordinó un documental que tiene un capítulo dedicado al argentino. Incluso ha llegado a tocar con la armónica canciones del autor local León Gieco, sentado sobre la playa frente a un auditorio imposible de ballenas asesinas. 


"Cuando logras estar cerca del animal te inspira calma, paz", dijo antes de aclarar que no ha tenido contacto directo con las orcas desde el año pasado para evitar polémicas. Su insólita habilidad le dio la fama, pero también lo puso en el ojo del huracán, con demandas por quebrantar la ley que prohíbe tocar mamíferos marinos en áreas protegidas de Chubut, en la costa sudeste de Argentina. "Todos estos años en que era denunciado por meterme al agua con las orcas, y a su vez era comprendido por mucha gente de Argentina que le mandaba cartas al gobernador diciendo: 'No queremos que Roberto Bubas se vaya de ahí', me han dado mucho más de lo que me han quitado", dijo. Bubas convivió muchas temporadas en la soledad de las inhóspitas playas de Punta Norte, en la Península Valdés, estudiando a las orcas de Chubut, las únicas en el mundo que cazan lobos marinos sobre la playa sacando prácticamente todo su cuerpo del mar. Casi no hay antecedentes de ataques a humanos. 
Actualmente, un poco más alejado de las costas donde realizó el grueso de su trabajo, asesora a grupos de filmación y escribe un libro de divulgación científica sobre las llamadas ballenas asesinas con las que ha tenido más de 200 encuentros.